domingo, 23 de marzo de 2008

La Ilustración (Ricardo Krebs)

LA ILUSTRACION
Ricardo Krebs


¿Qué es la Ilustración?

En el año 1784 apareció un ensayo del filósofo alemán Immanuel Kant (1724-18O4) encabezado por la pre­gunta "¿Qué es la Ilustración?" Kant respondía a esta pregunta con las siguientes palabras: "La lustración es la liberación del hombre de su culpable incapaci­dad. La incapacidad significa la imposibilidad da ser­virse de su inteligencia sin la guía de otros. Esta inca­pacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para ser­virse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la Ilustración".
Ya en el siglo XVII varios pensadores habían señalado que el hombre, ser racional por excelencia, debía basar toda su vida en la razón. A mediados del siglo XVII la inmensa mayoría de las clases cultas estaba convencida de que la "ratio", la razón, era el único medio para conocer y comprender la compleja reali­dad sensible e inteligible, para conducir al hombre a la felicidad y al bien y para vencer el oscurantismo, la ignorancia y los prejuicios. 1a Ilustración constituyó un poderoso movimiento intelectual que abarcó todos los sectores de la vida y que produjo una profunda transformación del pensamiento, de la conducta y de las costumbres.
La Ilustración se originó en Inglaterra, alcanzó su máximo desarrollo en Francia y se extendió luego so­bre los demás países europeos y el Nuevo Mundo. Su representante máximo v más característico fue Voltai­re (1694-1778), brillante escritor y crítico mordaz, elo­giado por sus contemporáneos como el genio más grande de todos los tiempos. Cultivó todos los géne­ros literarios, divulgó los nuevos conocimientos científicos, en particular la física de Newton, escribió numerosas obras históricas, como “El Siglo de Luis XIV” y el “Ensayo sobre las costumbres y el Espíritu de los Pueblos”, y dirigió una campaña implacable contra la Iglesia, el clero y los dogmas. La Biblia de la Ilustración, suma de todo el saber de la época, fue la Enciclopedia, publicada por Diderot y D'Alembert, cuyos 35 tomos aparecieron entre 1751 y 1772.
Bajo la influencia del pensamiento ilustrado se modificaron las ideas tradicionales
sobre la religión, el Estado, la sociedad y la economía Los hombres ilustrados estaban
convencidos de que el adecuado em­pleo de la razón podía conducir a una ampliación
permanente del conocimiento y al progresivo perfec­cionamiento del hombre v de la
sociedad. La historia fue comprendida como progreso. El progreso de la razón debía
hacer desaparecer las diferencias barre­ras que la tradición y los prejuicios habían
erigido entre los hombres. Debían desaparecer los privilegios ~' debía haber igualdad.
Los méritos v no el nacimiento debían decidir sobre la posición del individuo en la
sociedad. El "librepensador" reconoció como única autoridad la razón y se opuso a
cualquier limitación de su capacidad crítica. También la religión fue sometida a la crítica
racional. El Deísmo siguió creyendo en la existencia de Dios, pero consideró que Dios,
después de haber creado el mundo, ya no seguía interfiriendo en éste. El mundo se regía
por leves naturales v no había lugar para milagros y la intervención de poderes
sobrenaturales. Algunas mentes ilustradas, negando radicalmente la existencia de Dios,
se declararon ateos. Los "materialistas" afirmaban que sólo existía la materia. Todos
ellos se opusieron a la Iglesia y critica­ron violentamente al clero. Proclamaron la libertad
de pensamiento, el ideal de tolerancia y la idea de huma­nidad.
Muchos hombres ilustrados adhirieron a la Franc­masonería, asociación secreta que
propugnaba la fra­ternidad universal. La primera logia masónica fue fundada en 1717 en
Inglaterra. Luego la masonería se Difundió por casi toda Europa. A ella se incorporaron
numerosos hombres de ciencia, escritores v miembros de las dinastías gobernantes.
Los ideales ilustrados de tolerancia v fraternidad dieron origen a cambios importantes en las
relaciones sociales y las prácticas judiciales. Se suprimió la tortura en la justicia y se puso
fin a la persecución de las brujas. En la sola Alemania se habían quemado en el siglo XVII
unas 100 MIL "brujas". En Suiza la última "bruja" fue ejecutada en el ano 1722. Bajo la
influencia del ideal de tolerancia se empezó a conceder iguales derechos a los judíos. Desde
la Edad Media Los judíos habían estado sujetos a numerosas restricciones y ha­bían tenido
que residir en barrios aislados, los ghettos. Sólo los judíos que renunciaban a su religión
habían podido tener la esperanza de incorporarse a la socie­dad cristiana. Algunos judíos
habían logrado amasar grandes fortunas y habían adquirido importancia co­mo prestamistas y
proveedores de los príncipes. Re­cién la Ilustración rechazó toda discriminación y vio en el
judío, no al heterodoxo, sino al ser humano cuyo valor dependía de su naturaleza racional y
no de su origen o religión.
Con orgullo la época de la Ilustración se comprendió como 'siglo de la filosofía v de la
ciencia". En oposi­ción contra la escolástica medieval se desarrollaron el racionalismo y el
empirismo. El matemático \' filósofo francés René Descartes (1596-165O), el "padre de la
filosofía moderna", hizo de la razón la única fuente del saber. Es necesario renunciar a todo
conocimiento que no haya sido revisado críticamente por la razón. Se debe dudar de todo.
En medio de la incertidumbre general subsiste como única certeza irrefutable el yo pensante:
"Cogito ergo sum"; pienso, luego existo. El racionalismo cartesiano creía poder conocer la
reali­dad mediante los conceptos que la razón forma. La precisión \' distinción de los
conceptos y su combina­ción lógica proporcionan la certeza de que la realidad es así como la
razón la piensa.
En Inglaterra se desarrolló una filosofía empírica y práctica. Francisco Bacon (1561-1621)
señaló que la ciencia y la filosofía debían basarse en la observación de la naturaleza y la
experiencia, que el conocimiento debía ascender mediante el método inductivo de la
observación del caso particular a las leyes generales v que el fin de la ciencia consistía en
alcanzar el dominio sobre la naturaleza. Saber es poder. "Tantum possumus quantum
scimus"; tanto podemos cuanto sa­bemos.
John Locke, (1632-l704), el más destacado repre­sentante del empirismo, afirmaba que todo
conocimiento se basa en la experiencia. El alma humana es, originalmente, una “tabula
rasa”, una hoja en blanco. Los sentidos proporcionan las experiencias que permi­ten conocer
la realidad.
La validez de los métodos empíricos y el poder de la razón humana parecían quedar
comprobados por los sensacionales progresos de las ciencias. Copérnico ya había señalado
en el siglo XVI que la Tierra no podía constituir el centro del Universo: Galileo (1564-l642)
observó mediante un telescopio los satélites de Júpi­ter, las manchas del sol y los anillos de
Saturno, quedando convencido de la verdad del sistema de Copér­nico. Kepler (1571-1630)
formuló las tres leyes del mo­vimiento planetario y dio con eso a la teoría heliocén­trica su
confirmación matemática. El inglés Newton (1642-1727), uno de los más grandes genios
científicos de la historia, formuló la ley de la gravitación universal que confirmaba y
completaba las conclusiones de Ke­pler y Galileo.
Paso a paso el hombre parecía arrancar al univer­so todos sus secretos. El mundo se
presentaba como un todo regido por leyes que podían ser descubiertas por el experimento y
la razón. El hombre, conocedor de las leyes, podía convertirse en amo de la natura­leza.
Las ciencias exactas deslumbraron con sus pro­gresos. Benjamín Franklin descubrió la
naturaleza eléctrica del rayo e inventó el pararrayos (1760). Galvani halló la electricidad de
contacto, el galvanismo (1789). Buffon publicó su monumental "Historia Na­tural" (1749
1779), obra que abarcaba 34 tomos, resul­tado de un primer intento de desarrollar una teoría
científica de la formación de la Tierra y de la generación de los animales Linneo publicó en
su "Sistema de la naturaleza" (1758) una clasificación general de las plantas y los animales
Los historiadores abandonaron la explicación providencial de la historia y recurrieron a los
hechos geográficos, económicos, sociales y psicológicos para explicar los fenómenos del
pasado. Gibbon, en su célebre obra "Decadencia y caída del Imperio Romano", trazó un
grandioso cuadro de la historia europea desde los días de la grandeza de Roma hasta la
rendición de Constantinopla. Voltaire reaccionó contra la mera historia política y militar y
se empeñó en crear un nuevo tipo de historia, una historia cultural que él llamó "filosofía de
la historia".
La Ilustración cifró máximas esperanzas en la educación y desarrolló nuevos sistemas
pedagógicos. Rousseau expuso en su novela "Emilio" la teoría de que el niño debía ser
educado de la manera más natu­ral y en medio de la mayor libertad. Su propia expe­riencia
debía conducir al niño a la virtud y a la verdad.

El nuevo pensamiento político y económico.

Los pensadores ilustrados criticaron violentamente los sistemas políticos y sociales
existentes y desarrollaron nuevas concepciones sobre los derechos de, indi­viduo y el Estado.
Sostenían que por naturaleza todos los hombres eran libres e iguales. Por eso considera­ban
que la esclavitud y la servidumbre eran incompati­bles con la naturaleza humana y que los
privilegios estamentales eran injustos El Estado constituía una convención útil que nacía de
un contrato entre los ciudadanos y el gobernante.
John Locke defendió la Gloriosa revolución ingle­sa de 1688 con el argumento de que todos
los hombres poseían por naturaleza los mismos derechos. El poder político no debía ser
ejercido por una sola persona, sino que debía ser dividido. Los representantes del pueblo,
elegidos libremente, debían acordar las leyes que debían ser ejecutadas por el rey. El pueblo
tenía el derecho de levantarse en legítima revolución contra el gobernante arbitrario que
violaba las leyes.
Montesquieu (1689-1755) desarrolló en su célebre obra "El Espíritu de las Leyes" la teoría
de la división de los poderes: Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial debían ser
independientes para evitar todo abuso de poder.
Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) estaba conven­cido de que el hombre era bueno por
naturaleza y que sólo había sido pervertido por la sociedad injusta y la civilización
corrompida. Había que volver a la natura­leza y educar a cada persona conforme a su
naturaleza y su personalidad. En su "Contrato Social" enseñaba que el poder político debía
ser ejercido por el pueblo que era el único y verdadero soberano. Todos debían identificarse
con la comunidad cuya voluntad general se expresaba a través de las leyes. Los gobernantes
eran meros mandatarios que debían cumplir con los mandatos que les confería el pueblo
soberano. El úni­co sistema político en que todos eran libres e iguale, era la democracia, el
gobierno del pueblo por el pueblo para el pueblo
Según el pensamiento ilustrado el Estado y los gobernantes debían estar al servicio del
individuo y contribuir a su felicidad, La autoridad pública debía proteger garantizar los
derechos humanos.
Las relaciones entre los estados debían quedar sujetas al derecho natural. En el pasado los
estados se habían dejado arrastrar por impulsos irracionales y por los intereses egoístas de
los príncipes. Las guerras religiosas habían sumido a Europa en la anarquía. Las guerras de
conquista habían sembrado la violencia e injusticia en ultramar. El pensamiento ilustrado
debía hacer desaparecer los conflictos de interés. Debía Ponerse fin a las guerras provocadas
por el fanatismo y la codicia. Los Estados debían unirse en una paz per­petua. Al igual que
el orden político también el orden económico debía basarse en las condiciones y leyes
naturales. La escuela fisiocrática declaraba que la "physis", la naturaleza, debía gobernar.
Sostenía en oposición al mercantilismo que la tierra y sus produc­tos y no el dinero y el
comercio constituían la fuente de la riqueza. Quesnay (1723-1790), el más importante
teórico de la fisiocracia, enseñaba que la agricultura era la rama más importante de la
economía. Sólo el agro producía riqueza, la población campesina era la única clase
productiva. La industria y el comercio no producían valores nuevos, sino que se limitaban a
transformar y distribuir los productos. La agricultura sólo podía prosperar en un régimen de
libertad econó­mica. Debía desaparecer el proteccionismo mercanti­lista. Debía haber libertad
para las personas y la comercialización de los bienes materiales. Los fisiócratas condenaban
la servidumbre y exigían la libertad de comercio. "Laissez faire, laissez aller", dejad hacer,
dejad pasar.
Adam Smith (1723-1790), el padre de la economía clásica, enseñó en su obra fundamental
"La Riqueza de las Naciones" (1776) que la única fuente de la rique­za era el trabajo. El
progreso económico y el bienestar resultaban de una creciente división del trabajo. Esta
requería de una completa libertad. Debía cesar toda intervención del Estado en el proceso
económico. La iniciativa privada era el verdadero motor de la produc­ción. El interés
personal hacía que cada uno se esforza­se al máximum. El bienestar colectivo era la suma de
las riquezas privadas. Por medio de la ley de la oferta y la demanda los precios y salarios se
regulaban automá­ticamente en forma justa y conveniente. La libre com­petencia constituía la
clave del progreso económico y de la riqueza de las naciones. El liberalismo económico
exigía completa libertad para el comercio y la industria y condenaba las aduanas
proteccionistas, la fijación de los precios y salarios y las organizaciones gremiales.

martes, 18 de marzo de 2008

Filósofos Ilustrados

LOS FILÓSOFOS ILUSTRADOS
Voltaire, sobrenombre de François Marie Arouet, aportó fundamentalmente una defensa apasionada de la libertad de pensamiento, y una consecuente crítica de cualquier forma de fanatismo e intolerancia, y en particular hizo blanco de sus dardos a las religiones que predican la persecución de quienes no las practican. En sus numerosos escritos defendió las posibilidades de la razón y los beneficios de la libertad de pensamiento y criticó la superstición, el oscurantismo, el fanatismo y la intolerancia como males contra los cuales luchar (Texto). De hecho, Voltaire, personalmente no dudó en implicarse en complicados asuntos de su época, convirtiéndose en un ejemplo de lo que mucho después se llamará intelectual comprometido.
Retrato de Montesquieu
Montesquieu, es conocido sobre todo como el autor de una de las obras más influyentes del pensamiento político contemporáneo, El espíritu de las leyes (1748), obra en la que, entre otros muchos asuntos, pasa revista a las diferentes formas de organización política existentes en el mundo. En concreto, al tratar las modernas leyes inglesas (en el capítulo VI “De la constitución de Inglaterra”), (Texto) hará una defensa inequívoca de la necesidad de que los diferentes poderes de un estado, tres según su concepciones políticas, (poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial), no se encuentren nunca en manos de la misma persona u organismo, sino separados, de forma que unos sirvan para frenar los posibles abusos de los demás. De esta forma se evita caer en la tiranía. Su teoría del equilibrio de poderes no sólo influirá en los redactores de la Constitución francesa de 1791, sino que ya antes puede detectarse su influencia en quienes como Thomas Jefferson dirigieron el proceso de independencia y participaron en la redacción de la Declaración de derechos del estado de Virginia (Texto) y de la Constitución de los Estados Unidos de América en 1789.
Rousseau, colaborador de la Enciclopedia, influyó también sobre las revoluciones políticas de la era contemporánea de forma decisiva, en especial con sus teoría de la voluntad general, esto es, al defender que el poder no tiene el origen divino que exponen los defensores de la monarquía absoluta, sino que el poder reside en todos y cada uno de los miembros del pueblo. La idea de la Soberanía Nacional (el soberano es el pueblo, la nación) está presente en todas las constituciones liberales que se redacten desde finales del siglo XVIII, y es aún hoy la base de nuestras modernas democracias.
Retrato de Rousseau
Rousseau cree en los llamados derechos naturales del hombre. Según Rousseau los hombres nacen libres e iguales en derechos, pero a lo largo de la historia los diferentes regímenes políticos han corrompido a los hombres. Es hora, según Rousseau, de fundar un nuevo sistema político que se base en esa igualdad de derechos, en la soberanía nacional.
Las ideas de Montesquieu y Rousseau se reflejarán tanto en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, (Texto) y como ya hemos visto anteriormente, en las varias constituciones que se redactarán durante el proceso revolucionario francés, así como en la Constitución de los Estados Unidos de América. La idea de que los poderes del estado deben permanecer separados para de esta forma controlarse unos a otros, y la idea de que los gobernantes deben ser elegidos por el pueblo con el ejercicio de la soberanía nacional, siguen siendo ambas la base de los múltiples regímenes basados en las teorías del liberalismo político que desde el siglo XVIII se han ido fundando sobre la tierra.