jueves, 17 de enero de 2008

Historia Primitiva o Prehistoria

Orígenes y Antigüedad Clásica del Mundo Actual





Prehistoria.


Se ha especulado mucho acerca del origen del hom­bre. A las creencias más o menos fantásticas y místicas de los pueblos antiguos, se sobrepusieron versiones religiosas que asociaban el nacimiento de los distintas­ los pueblos a una primera pareja enviada por Dios. Esta visión permitió que las comunidades primitivas encontraran­ respuestas satisfactorias a preguntas cruciales romo ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿qué hacemos aquí?

En 1871, Charles Darwin publicó El Origen de las Es­pecies, obra criticada, pero que despertó un creciente interés por los orígenes del hombre. De los postula­dos de Darwin y de quienes lo siguieron, se despren­de que el hombre ha evolucionado desde su aparición en la tierra, alcanzando estadios de desarrollo físico e intelectual cada vez mayores.

Los restos más antiguos de seres humanos han sido encontrados en África y corresponden al denominado AUSTRALDPITHECUS (mono meridional). Esos restos tienen una antigüedad de entre 45.000 y 50.000años.

Sin embargo, éste no era un verdadero ser humano, puesto que sus características eran más parecidas al mono. Podemos hablar ya de un verdadero ser huma­no con la aparición del llamado Homo Habilis. Después de una larga evolución, hace unos 35.000 años apa­rece el Homo Sapiens, de donde se origina el hombre del presente.
La Prehistoria es el periodo comprendido entre la apa­rición del hombre en la tierra y la invención de la escritura. Dentro de la Prehistoria se ubica la Edad de Piedra, que abarca desde la aparición del hombre hasta aproximadamente el año 3.DOD a. de C. (alrededor de unos 5.ODD años desde nuestra época).

La Edad de Piedra comprende, a su vez, dos etapas:

1. Paleolítico, o también llamado la Edad de la Pie­dra Antigua. Este período culmina alrededor del 8.000 a. de C. (unos 10.000 años desde nuestra época). Durante el Paleolítico se extendió el uso de la piedra tallada. Esta época se caracterizó por el avance de los hielos, las llamadas glaciaciones, siendo la subsistencia del hombre extremadamente difícil. El hombre del paleolí­tico se dedicó a la caza, la pesca y la recolección de frutos. La organización social era precaria. Estos hombres vivían en pequeñas comunidades nómades, habitando cuevas o viviendas fabricadas con cueros de animales. De igual manera, confeccionaron armas y diferentes utensilios, tanto de uso diario como de carácter ritual. En todos los pueblos de la Antigüedad se manifiesta la creencia de vida en el más allá, signo de ello es que enterraban a sus muertos depositando en la tumba alimentos y herramientas, ya que pensaban que las ne­cesitarían en la vida futura. Estas creencias religiosas se caracterizaban por la vitalización de las fuerzas de la naturaleza, representadas por un volcán en erupción, una tormenta, una estrella fugaz, etc., fenómenos a los cuales se les atribuían dimensiones mágicas, pues encontraban explicación en la intervención de algún dios, que manifestaba su voluntad a través de fenómenos naturales. Las primeras representaciones artísticas estuvieron asociadas también a la religión. Se les atribuían poderes sobre los animales, lo que, por ejem­plo. facilitaría la caza. Así, dibujar un animal atrave­sado por una lanza seria augurio de buena caza. Estas pinturas llamadas rupestres se encuentran, por ejemplo­ en cuevas ubicadas en España y en Francia (Altamira y ­Lascaux. respectivamente).

2. Neolítico, o también llamado Edad de la Piedra Nueva Se extiende desde 8.000 años a. de 0. hasta unos 3.000 a. de 0. El Neolítico significó cambios profundos para el hombre puesto que éste logró dominar aún más la naturaleza. En este periodo aparece la piedra pulida y perforada, lo que se tradujo en la confección de ins­trumentos mejor elaborados y más útiles. Lentamen­te. comienzan a surgir importantes inventos como el telar, y descubrimientos como la utilización del fuego para la cocción de alimentos y de artefactos de gre­da. En conjunto con la aplicación del fuego a la gre­da. el sentimiento artístico del hombre lo llevó a decorar los mismos.

En este periodo se domesticaron algunos animales cabras y ovejas> y se cultivó la tierra. Este último hecho fue de capital importancia, puesto que terminó con el nomadismo, posibilitando la sedentarización y, por ende, el surgimiento de las altas culturas.

De esta manera, la anterior lucha por sobrevivir y obtener el alimento para el grupo o clan, se va a trasladar a la tenencia de buenas tierras. Para proteger al grupo familiar y a sus tierras, los individuos se unieron conformando aldeas. Para guiar a la tribu y para ha­cer respetar las leyes surgen las autoridades. A veces eran destacados guerreros; otras, un consejo de an­cianos.

Las manifestaciones religiosas del Neolítico estuvie­ron vinculadas a la magia. El oficio de mago o brujo adquirió tal importancia, que la gente recurría a él incluso para acabar con los avatares de la naturaleza. Nacen así la danza, los ritos de iniciación, los sacrificios y as ofrendas.

Estas manifestaciones permitieron que los distintos pue­blos o tribus desarrollaran sus propias costumbres y su propia lengua, lo que originó la cultura de cada uno e ellos.
A fines del Neolítico, los pueblos ubicados en el Cer­cano Oriente descubrieron el uso de los metales. El primero fue el cobre, que era moldeado con una pie­dra. Luego vino un descubrimiento asombroso: estos metales, mediante la aplicación de calor se derretían, con lo cual se les podía dar la forma y el tamaño deseados. Esto marcó el principio de la Edad de los Metales, que se inició con el uso del cobre y conti­nuó con la aparición del bronce (unión de cobre y de estaño), que dio origen a la Edad del Bronce. Esta última se extendió desde 3.000 años a. de 0. hasta aproxi­madamente 1.700 a. de C. Luego del bronce apareció el hierro.

Otros hechos importantes fueron el descubrimiento de la rueda y el perfeccionamiento de la navegación. Es-tos nuevos inventos significaron un notable avance en las comunicaciones y, por sobre todo, en el intercam­bio económico entre los pueblos.

La humanidad comenzó a diferenciarse. Algunos gru­pos fueron, paulatinamente, transformándose en civi­lizaciones; otros se quedaron en estadios de desarrollo muy inferiores. En América, por ejemplo, a la llegada de los españoles, coexistían verdaderas civilizaciones, como los aztecas, mayas e incas, con pueblos de un nivel de desarrollo medio como los araucanos e incluso con otros que a esa fecha aún vivían en el Neolítico, como algunos pueblos en el Amazonas.

Las primeras civilizaciones se ubicaron en el Cerca­no Oriente, así como también en el sur y en el este de Asia, en una fecha cercana a los 6.000 a. de C. Ha­bitualmente deben su origen a la cercanía de impor­tantes cursos de agua. Tal fue el caso de Egipto, que contaba con el río Nilo. Mesopotamia tenía al Tigris y Eufrates. India el Ganges y el Indo. En China floreció la civilización a las orillas del Hoangho (Río Amarillo) y del Yan-tsé-kiang (Rió Azul).

El sector más importante para el origen de la civiliza­ción, fue la zona comprendida entre el valle del Nilo hasta los oasis de Palestina y de Siria y las fértiles llanuras del Eufrates y del Tigris. Este sector fue co­nocido como la Fértil Medialuna y su importancia ra­dica en que allí surgieron aquellas civilizaciones que posteriormente ejercerían su influencia en Grecia y Roma.

1 comentario:

roberto dijo...

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